Antofagasta

– El rincón que ha hecho más humanas y vitales mis palabras –

Hermano, sabes que es difícil resumir todo el compendio de sensaciones que nos invaden en estos momentos. Han sido muchas las experiencias que ambos hemos ido recogiendo en este tiempo fuera, en proyectos distintos, en entornos opuestos, en continentes que algún tiempo fueron también hermanos como nosotros. Estas palabras, como este compañero que te escribe, buscan el abrazo pronto.

Sentado, viendo el oscuro pacífico, cerca del trópico de capricornio, intento sintetizar todo lo que me ha pasado durante estos cinco meses en Chile.  Cómo me cuesta y cómo sé que ayuda, he puesto a Robbie, a ver si con los violines del “My way” se me van ordenando los recuerdos. Compartiste mi vértigo y mi apuro, ahora podremos compartir sus frutos.

“Daría para escribir un libro, no solo con lo que he vivido aquí, sino con lo que ya había y habrá después partir hacia Canarias”. Me encontré una ciudad que respira contraste y lo libera por cada uno de sus recovecos, con estereotipos y cuentos, con realidades complejas y sencillas, con diferencias y con familiaridad. Si te soy sincero, con más de uno me he cruzado y abiertamente me ha expresado ese disgusto por ciudad, que es fea, sucia, delincuente y hasta prostituta. En el mensaje común del ciudadano está anclada la palabra minería, como una aleación lingüística imposible de separar, que determina el ritmo en el caminar de este lugar. Algunos también contaban que se respiraba aburrimiento, rechazo y desierto. Ese desierto hostil, esa tierra yerma y ese tedio. Me dibujaron con un trazo marcado por la percepción sin perspectivas, a una gente hosca, seca y poco acogedora, un pueblo extraño.

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No voy a ponerme un eufemístico velo de ignorancia, porque más de un ejemplo existe, pero lo que sí puedo hacer es afirmar con toda la certeza del mundo que Antofagasta no es eso, o por lo menos, la Antofagasta que yo he conocido, la Antofagasta que a mí me han enseñado y la Antofagasta que quieren los antofagastinos. Desde el primer día hasta este instante, me he encontrado gratitud, desde el primer congrio sabroso hasta el café de la última cena. He disfrutado el mar como muy pocos, navegando entre pingüinos, practicando bodyboard, snorkel, subwing, nadando entre lobos, probando los ostiones y el pulpo, apreciando las puestas de sol. He visto la ciudad con otros ojos; conociendo su historia por la conversa de un abuelo apasionado; compartiendo la parrilla playera con un Club que enseña a dominar las olas y a enfrentar la vida; bailando caporales y sayas en un tambo; caminando su Parque Nacional cuasi invisible, saludando a un zorro, a un aguilucho, a un cactus de tres metros; escuchando dolor sobre las manos de Victor Jara y el horror que implantó una dictadura devastadora; sentado frente a la ola de Budeo, esa donde empezó todo, esa que ha combatido los miedos de tantos chiquillos; viendo gente que lucha por cambiar el rumbo necio que llevamos que ha emergido desde lo más profundo conquistando con el corazón y la historia de vida, el mundo. He vivido en una casa donde los brazos que me han acogido me han abrazado como me abraza mi familia, dónde sin conocerme me lo han dado todo, me han regalado cariño, me han querido y me quieren. Tengo un sinfín de historias y anécdotas, un millón de ideas para Empapate y una cantidad maravillosa de dedos que me faltan al contar gente estupenda. Claro que echo de menos a los míos, a nuestro equipo, a mi familia, a Laura y al escaldón, pero no puedo más que sentirme completamente afortunado.

Carlos, he conocido gente extraordinaria, compañeros que me gustaría conocieras algún día, que me gustaría conociera el resto del equipo, porque a esta gente verdaderamente la admiro. Muchos son caóticos y a veces reina el despiste, pero no puedo más que asombrarme por todo aquello que hacen, por todo lo impagable que luchan, por toda la energía positiva que generan; no puedo más que reírme con su vacile y su broma, más que sentirse bien y agradecer, a todos, a cada una de esas personas que ha hecho de mi paso por este país, una aventura de vida. Son sus nombres las palabras que dan sentido a este discurso. Desde la Familia Ricci a la gigantesca Gonzáles, pasando por la Venegas, la Sánchez y la Alquinta. Los muchachos del VTP y asociados, los compañeros del DelTA, los amigos de Juan López, Mejillones, Caleta Constitución y Punta Rieles. A mis alumnos en piscina, mismos profesores en el mar, a todo el equipo Multihélice, a mis homólogos STARS y a toda la familia Budeo, desde el más chico al mayor, desde el más loco al más seco. A Ana.14717069_10210435341017045_8131342849490705182_n.jpg

Ellos son los que han hecho más humanas y vitales mis palabras.

Un abrazo transoceánico hermano

Sidi Addi

Querido Pablo:

Desde que llegué a Sidi Addi, supe que esta experiencia iba a suponer un aprendizaje brutal; aquí las cosas van a otro ritmo, la gente se mueve más despacio, casi como si pudieran saborear cada minuto de su vida.

Los días pasan sumergidos en despreocupación. Me llaman mucho la atención los niños. Niños en la calle aprendiendo de su entorno; aprendiendo a ser independientes desde pequeños. Cada persona forma parte de la comunidad, y es que todas las tardes hay visita obligada a casa de los vecinos para tomar el té y un trozo de pan con mermelada de melocotón. Todo el mundo se conoce en este pequeño pueblo, incluso a los tres “gwer” , como se diría en dárija, que se han empeñado en pasar el caluroso verano en el corazón del Atlas Medio de Marruecos.

A medida que oscurece, las calles parecen despertar de su letargo, llenándose de vida; de mujeres, de niños, de hombres, de perros, de gatos, de coches, de puestecillos de la fruta más deliciosa que habrás probado en tu vida. Porque al igual que con el tiempo, el sabor de todo se multiplica por diez, incluso el sabor de las sonrisas. Sonrisas que no tienen raza ni país, porque tú y yo sabemos que todo el mundo sonríe en el mismo idioma y que la Felicidad no entiende de Fronteras.

Así nos lo demuestran cada día los niños del Centro de Rehabilitación de personas con discapacidad en Azrou, la ciudad a la que tenemos que desplazarnos todos los días en una guagua de color atardecer, que sortea sin mucha dificultad el caótico tráfico que aquí impera.

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«Una Felicidad Sin Fronteras»

Y es en una guagua donde llegamos a diferentes destinos que no son lo que parecen; cascadas que no son cascadas; pero que prometen agua tan fría como el hielo y el entumecimiento del cuerpo entero si pasas más de cinco minutos en ellas. Piscinas, lagos y charcas que albergan ocio, diversión y vida.

Aunque no sea afortunada de bailar con lobos, como tú, tengo la suerte de bailar con personas, momentos, historias, vivencias y seres humanos. De que aun me queda mucho por delante, no me queda duda. Esto solo es el principio de una gran aventura.

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Voluntarios del Centro de Rehabilitación

 

¡A volar!

Honiara

Estimada Coraima:
Las cosas han cambiado mucho desde mi partida. Dejar la ciudad atrás ha sido un acontecimiento muy importante, pero más aún lo ha sido el desembarco en este nuevo mundo, este paraíso salvaje al que llaman Islas Salomón.
No me preguntes cómo, sólo sé que siguiendo el camino de las estrellas – STARS, para los políglotas– he llegado aquí, un proyecto compartido, una idea de empoderar a las pequeñas comunidades del mundo, acercando océanos. Mi misión y la de mi equipo es la de abrir sendas en una remota isla del archipiélago, en la que habita una tribu que al parecer vive con los recursos mínimos, se comenta incluso que no tienen electricidad en su aldea. El objetivo tras explorar estas tierras vírgenes será el de documentar el enclave y abrir al mundo las puertas de estos parajes, permitiendo que futuros exploradores descubran el camino, sus recursos naturales y humanos, siempre de la mano de los locales, de su origen y tradición.Con ello conseguiremos que los visitantes venidos de distintas partes del mundo disfruten de manera sostenible de lo que las Islas les ofrecen.

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Team Salomon Islands

Compatriotas han sido destinados a Chile, a Sri Lanka o a Indonesia y, por lo que ha llegado a mis oídos, están viviendo aventuras diferentes en paralelo, pero no menos interesantes que la mía.

 
A mi llegada, me he visto sumergido en una cultura totalmente diferente, ni mejor ni peor, simplemente diferente, una nueva forma de ver las cosas, un nuevo estilo de vida. Pies descalzos pisan una tierra de enorme potencial; raíces, tribus y clanes familiares; raza, identidad, música y lenguaje con denominación de origen; playas paradisiacas y mares de plástico; gente de piel oscura como la noche y cabellos claros como el sol; días abrasadores y noches estrelladas; amabilidad y hospitalidad por naturaleza; relojes que no marcan las horas, dejando que todo acontezca; volver al origen, a lo esencial, a lo salvaje, a lo primitivo, al caos, a lo inesperado.

Son sólo unas pinceladas de mi nueva vida, de esta aventura de cinco meses en la otra cara del mundo, y es que, algo de arriesgado tenía que tener esta expedición habiendo tenido el honor otorgado de ser el primer voluntario europeo, junto con algún tripulante de tierras portuguesas, que pisa lares de Oceanía.

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«Una nueva forma de ver las cosas»

Y parece mentira que cada uno se encuentre en una parte del mundo en este mismo instante, parece mentira que las gotas que forman  Empapate estén unidas, aunque naden en océanos distintos. No le voy a engañar, hay días en los que recuerdo con añoranza aquellas elocuentes reuniones en nuestro particular casino a las afueras de la capital.

Los grandes discursos de nuestro presidente Pablo, que destinado a Chile sigue el ritmo de las olas; los rizos inconfundibles y sonrientes de Nohemy que vuelan en la distancia londinense; la siempre oportuna ocurrencia de Carlos, el apoderado, que ahora cultiva las sonrisas de los más pequeños en el continente vecino; las tan anheladas noticias de Patricia desde la aldea de Geneto, que capturan imágenes para el recuerdo; las fallas que encienden el fuego de la constancia de Laura desde la tierra de la paella; el tan aclamado humor desconcertante que a ritmo de baquetas nos regala Néstor; la cercanía de una Noelia que en costas mediterráneas deja llegar sus ecos; la guinda del pastel, la mano que nunca nos falta, la de Alberto, cuyos ingredientes son indispensables para elaborar los mejores proyectos; y por supuesto usted, la señorita Coraima, la que deja ver a través de sus ojos, el mar infinito de posibilidades, altruismo, voluntad y cooperación del equipo, la tinta que escribe cada uno de nuestros encuentros.

Parece mentira que yo, la décima gota de Empapate, sea el que navega más lejos ahora, descubriendo una realidad muy diferente a la nuestra. Pero puestos a decir, hay que ser sincero, la añoranza deesos encuentros no supera a la que siento por aquellas papas con mojo cultivadas en tierra negra, por un suculento plato de carne fiesta capaz de alegrar cualquier paladar, o un quesillo recién horneado en cualquier taberna norteña a la que apodamos “guachinche”. Pero aquí, me ha tocado aventurarme en la cultura del coco y el atún, dejando que el arroz esté presente en todo menú.

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Y lo que extraño yo unos «huevos a la estampida» de mi querida Casiana

Cambiando de tercio, a pesar de la lejanía han llegado noticias desde la ciudad de que recientemente se ha licenciado y que nuevos títulos honoríficos recaen sobre su persona, que ha puesto broche de oro a una etapa muy importante para usted, y que cambia su traje de domingo por un humilde petate que pretende llenar de nuevas experiencias en tierras del continente africano, mi más sincera enhorabuena.
Mi único y humilde consejo, de este que, igual que usted, está viviendo algo nuevo y con infinidad de descubrimientos, es que disfrute de cada momento de esa corta pero intensa aventura; sumérjase, deje que esos ojos se alimenten de otras realidades para que después puedan reflejarlo en la vuelta a casa, compartiéndolo con los que allí nos reencontraremos; siembre esas semillas positivas que llevamos en los bolsillos por donde quiera que pase, y absorba todo lo que una nueva realidad le pueda ofrecer; simplemente, empápese; simplemente, EMPAPATE.

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Sin más, me despido por el momento, esperando recibir pronto noticias de sus hazañas y deseándole lo mejor en su nueva aventura.
Atentamente,
José Arteaga
Posdata: Muchos dicen que esta experiencia me ha cambiado, que estoy incluso más delgado, pero no se preocupe usted, porque dicen acá las leyendas que al igual que la luna mengua, encogen las personas que se sumergen en el Pacífico en sus noches. Otros, han osado en afirmar que estoy loco, que la cordura me ha abandonado al aventurarme en este mundo por descubrir. Incluso, se han atrevido a afirmar que me he creído en otra época, que he dado un salto al pasado viviendo acontecimientos propios de otro siglo. Pero le aseguro, nada se aleja de la realidad, y poder vivirlo para luego contarlo será una fortuna en tiempos venideros.

Qué es Empapate

Empapate es una iniciativa social, que llevamos a cabo un grupo de jóvenes tinerfeños que compartimos valores e inquietudes, y que a través de nuestra ilusión y esfuerzo, creamos formas de ocio que generan un impacto positivo en la sociedad.

Antes de comenzar el proyecto de la asociación, cada miembro tenía la necesidad personal de realizar actividades en las que se pudiera influir de forma positiva y real en su entorno. Gracias a esa inquietud social, conocimos el proyecto de voluntariado Ruta 7, organizado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Dicho proyecto se basaba en un viaje nómada por las Islas Canarias, donde 45 universitarios intercambian tiempo para realizar labores sociales y culturales, por experiencias y emociones.

Tras finalizar el viaje, nuestras ganas de seguir colaborando no disminuyeron, sino justo lo contrario. Participamos y apoyamos las causas de otras muchas organizaciones, con distintos enfoques como cultural, medioambiental, social… siempre con la identidad de antiguos participantes del proyecto Ruta 7. Participamos en reforestaciones, jornadas de control de especies invasoras, limpiezas de litoral y monte…

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Colaborando en la erradicación del rabo de gato con Desaplatánate

El punto de inflexión para impulsar el proyecto Empapate surgió en Marzo de 2015, debido a que la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad de La Laguna, reconoció nuestra labor, otorgandonos el  XII PREMIO A LOS VALORES HUMANOS EN LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA JOSÉ LUIS GARCÍA PÉREZ de forma ex-aequo.  Este reconocimiento nos animó a emprender el proyecto de iniciativa social y acción positiva que defendemos.

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Pablo Armas, presidente de la Asociación, recogiendo el XII premio a los valores humanos en la Universidad de La Laguna

Por lo que respecta al nombre de “Empapate”, se debe a la propia definición de la palabra, al concepto que abarca: sumergirse, involucrarse, calar, mojarse y aprender.  Es lo que necesitamos para realizar nuestras acciones y lo que nos lleva a adquirir experiencia, cultura, conocer la historia y ha transmitir los valores sociales y medioambientales únicos que nos rodean. Es también lo que esperamos de todo aquel que participe con nosotros.

Es además, el no llevar tilde tiene una importancia simbólica, pues es un juego de palabras, con el que hacemos una oda a la papa, uno de los productos más representativos y comunes de la gastronomía canaria.

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Logo de la Asociación Empapate

Dentro del conjunto de actividades que hemos desarrollado se engloban: talleres para niños (de reciclaje, de cultura canaria), senderos interpretativos, rutas históricas teatralizadas tipo gincana, happening en limpiezas de litoral.En cuanto a las actividades en las que hemos colaborado, destacan: jornadas de control de rabo de gato, senderismo con actividades acuáticas.

En definitiva, Empapate es un equipo de personas que se mueve por acción. Demostramos que existen jóvenes implicados, que disfrutan el voluntariado como una experiencia de ocio activo. Apostamos por convertir acciones sociales en opciones atractivas de tiempo libre, que potencien y preserven el patrimonio cultural, social y medioambiental de Canarias.

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Parte del Equipo Empapate durante la actividad de ruta histórica «La Orotava Express»